Gaby Agúndez piensa en París 2024. Anhela esa sensación de estar en el podio. Lo hizo en Tokio 2020 tras conseguir la medalla de bronce en clavados sincronizados al lado de Alejandra Orozco Loza. Mientras que en la final de plataforma de 10 metros individual quedó en cuarto sitio al acumular 358.80 puntos.
A sus 23 años, Agúndez es una de las cartas fuertes de la delegación mexicana. Un atleta que llegó a la cita olímpica por méritos propios. En enero pasado, justo cuando debía centrarse en ganar un boleto para la justa que tendrá lugar en la capital
francesa –viernes 26 de julio al domingo 11 de agosto de 2024–, a la clavadista y otros 69 atletas de deportes acuáticos les quitaron la beca.
El recorte de recursos a la Federación Mexicana de Natación lo concretó la Conade que dirige Ana Gabriela Guevara. La medallista de bronce dejó de percibir a partir de diciembre de 2022, el apoyo de 41,000 pesos de beca mensual. Su único ingreso fue su salario de 13,400 pesos al mes que recibía por su rango de cabo del Ejército.
Confiesa que pasó por su mente el poner fin a su carrera, sin embargo, el temple que se forjó desde los nueve años en competencias nacionales en la fosa de clavados la llevaron a no rendirse ante la adversidad.
Gaby Agúndez sacó la casta. Era momento de tomar decisiones y así lo hizo, como cuando en La Paz, Baja California Sur, siendo una niña decidió dejar la gimnasia y probar fortuna en la fosa de clavados. Su entrenador le comentó a su mamá que se le veía talento, por lo que se aventó del trampolín de tres metros y fue cuando descubrió que eso era lo suyo.
A los 18 años, Agúndez era un cúmulo de experiencia. En 2018 cerró su participación en el Nacional Juvenil con la medalla de oro en plataforma de 10 metros. De esta daba vuelta a la página con más de 30 preseas en la Olimpiada Nacional para su entidad, Baja California Sur.
Con 17 años, Gabriela le dijo adiós a la fosa de clavados en la máxima competencia nacional, colgándose cinco medallas, tres oros y dos platas, y recordó que comenzó en el 2009 cuando a los nueve años participó en su primera olimpiada nacional donde consiguió colgarse dos medallas de bronce”, reconoció la Conade a Gaby Agúndez.
LIBRANDO DOS BATALLAS
La comisión que antes la reconocía fue la misma que la desconoció siendo medallista olímpica. Tuvo que librar dos batallas, en lo deportivo, y la más desgastante, fuera de la fosa. La falta de apoyo la llevó a analizar junto con su compañera, Alejandra Orozco Loza, la posibilidad de desprenderse de su presea de bronce.
Las redes sociales fueron una vía para encontrar alternativas. Gaby Agúndez tiene más de 65,000 seguidores entre Instagram, Twitter, Facebook y TikTok. En esa búsqueda de apoyos externos llegó el patrocinio de AeroMéxico, que les garantizó los vuelos para el Mundial de Clavados de Japón en el mes de julio.
En abril pasado, la clavadista obtuvo un amparo para recuperar su beca. Un juez de distrito en materia administrativa de Ciudad de México “protegió y amparó” a la deportista para recibir “la beca e incentivos” que merece por los resultados obtenidos en el Campeonato Mundial de Natación, que se llevó a cabo en Fukuoka, Japón a mediados del año pasado.
Antes de ello, Agúndez consiguió el apoyo de tres marcas: la ropa deportiva Nike, los clubes y gimnasios pertenecientes a Dexfit y la empresa de crioterapia, Cryo-B.
Agúndez está considerada la reina de la plataforma continental al ganar dos medallas de oro en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
