Estados Unidos se dio un festín ante Brasil (122-87) este martes en París-Bercy para clasificarse a las semifinales del torneo de basquetbol masculino, que disputará ante Serbia, la penúltima estación en el camino hacia su quinto oro consecutivo.
Por delante de principio a fin, con diez de ventaja a los cuatro minutos, Estados Unidos dio otro paso firme en un torneo inmaculado en el que no tuvo que resolver situaciones complicadas.
Fue Puerto Rico, en la última jornada de la fase de grupos, el que albergó alguna esperanza de milagro cuando ganaba de uno tras 14 minutos.
Pero LeBron James agitó a su tropa, que se acabó imponiendo 104-83.
Estados Unidos voló desde el pitido inicial con una ventaja que se extendió hasta los 27 puntos al descanso (63-36).
El capitán brasileño, Marcelinho Huertas, ya con los 41 cumplidos, jugó su último partido como olímpico demostrando la clase que le permitió estirar su carrera más de dos décadas y haberse dado el lujo de jugar un par de temporadas en Los Ángeles Lakers (2015-2017).
Estados Unidos es por el momento intocable. Si no tiene el día uno lo tiene otro en su larga lista de figuras.
Se mostró especialmente acertado desde el triple Joel Embiid (3/3 para 14 puntos en solo 12 minutos de juego), abucheado como en la primera fase en Lille cada vez que tocaba la bola por haber renunciado a jugar con Francia.
La segunda parte fue un festival para ambos equipos. Cada uno con sus medios, Estados Unidos divirtió a la gente exhibiendo recursos y Brasil se fue con una derrota honrosa, punto y final de una trayectoria destacable, clasificado a los Juegos en el Preolímpico y capaz de superar la primera fase.
Bruno Caboclo, el fino interior brasileño, se entonó para alcanzar los 30 puntos.
La fiesta se completó con el público vitoreando a Leon Marchand, el héroe de la natación francesa con cuatro medallas de oro, presente en la grada. El chico de 22 años 'robó' el protagonismo a los NBA y tuvo que levantarse a saludar.
En Brasil, Marcelinho se despidió uno a uno de sus compañeros en el banquillo, mientras caían las últimas canastas norteamericanas.