El verano nos atrae durante todo el año con la promesa de refrescantes baños en la piscina o en el mar, riquísimos helados y tardes de relajación a la sombra. Para quienes viven en el hemisferio norte, la estación oficial de verano empieza el 20 o 21 de junio, dependiendo de dónde vivas, con la llegada del solsticio de verano. En el solsticio de junio, el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol que durante cualquier otro día del año.
Esto significa que en el solsticio de junio, el hemisferio norte vive el día más largo y la noche más corta del año,en el hemisferio sur ocurre lo opuesto: junio trae el solsticio de invierno y el día más corto del año.
Más luz solar no implica más calor
En el solsticio de verano, el hemisferio norte recibe más luz solar que en cualquier otro día del año, pero esto no significa que el primer día de verano sea el más caluroso. La atmósfera y el océano de la Tierra actúan como barrera para el calor, absorbiendo los rayos solares.
La Tierra no es el único planeta con solsticios y equinoccios; cualquier planeta con un eje de rotación también los tiene. De hecho, los científicos planetarios utilizan los solsticios y equinoccios para definir las estaciones para otros planetas de nuestro sistema solar.
Para muchas culturas modernas, los solsticios y los equinoccios ya no son tan importantes. Las únicas personas que realmente prestan atención a lo que ocurre en el exterior de forma regular son los neopaganos y los agricultores, al menos en Estados Unidos, porque es importante para las estaciones de cultivo y de cosecha, explica Jarita Holbrook, una exastrónoma cultural de la Universidad de Arizona, en Tucson.
El calendario era muy importante, mucho más de lo que lo es ahora, afirma Ricky Patterson, un astrónomo de la universidad de Virginia. «La gente quería saber qué era lo que iba a pasar, para poder estar preparados».
Pero en la actualidad, somos una cultura mucho más de interiores, por lo que tenemos menos conexión con el cielo. Hammergreen sostiene que no le parece algo negativo que la importancia de los solsticios haya decaído en la sociedad moderna. Las culturas antiguas y algunas religiones modernas prestan mucha atención a algunos alineamientos naturales, y hay mucho misticismo y poderes sobrenaturales unidos a esto, afirma Hammergreen.