Un exrepartidor estuvo a punto de recibir una “madrina” por parte de un grupo de motonetos furiosos en la supermanzana 61, luego de ser sorprendido tras presuntamente robarse un pedido valuado en mil 500 pesos.
Según los testigos, el sujeto, con cara de "yo no fui", aprovechó la confianza de un compañero que le asignó un encargo y desapareció con el pedido, dejando a la víctima con el problema de pagar por lo perdido.
El presunto ladrón fue ubicado sobre la avenida Chichén Itzá, donde varios repartidores lo encararon para exigirle que devolviera lo que se había llevado. Mientras se reía burlonamente, el ambiente se tornó tenso y algunos compañeros amagaban con darle su merecido.
Al final, para calmar los ánimos, el acusado entregó un teléfono celular como garantía por el producto sustraído.
Por fortuna, el conflicto no pasó a mayores, aunque el enojo fue evidente, ya que para muchos repartidores esta actividad es su único sustento. “Con gente así, los usuarios pierden la confianza en el servicio y nos afecta a todos”, dijeron algunos.