Antes del mediodía, en el mercadito de la unidad Donceles 28, un ratero con ropa de Aguakan, de aproximadamente 40 años, alto y fornido, con tapabocas, se metió a la cremería de Luis, sacó su arma y dijo "esto es un asalto". El socio de Luis, de apellido Chávez, sacó lo que pudo de la caja y se echó a correr cuando el ladrón amenazaba al propietario, a quien le apuntó con el arma que se le encasquilló.
Al escuchar a Chávez, quien gritó "nos están asaltando", el ladrón lo alcanzó, le arrebató 13 mil pesos de la mano y le dio un cachazo en la cabeza (que le ameritó cuatro puntadas en el Centro de Salud). Al regresar a la cremería, sustrajo otros tres mil pesos que había de la venta del día. “No encontré con qué defenderme, solo un cochinito que es alcancía, pues mi machete me lo guardó mi esposa. Si no, le hubiera cortado una mano o lo hubiera herido”, relató Luis.
El sinvergüenza se dio el lujo de irse caminando, esperó que pasaran los coches que bajan del puente de la avenida López Portillo y se cruzó como si nada, mientras Luis llamaba a la policía. Cuando los agentes llegaron, en lugar de pedir refuerzos para peinar la zona con otros policías y patrullas, se limitaron a tomar nota de lo sucedido.
Ahí cerca, en un poste, hay cámaras de vigilancia que seguramente vieron o grabaron al ratero, pero de nada sirvió porque los uniformados ni se inmutaron por lo que pasó. Gracias a que se le encasquilló la pistola al ladrón, no pasó a más, pues seguramente uno de los dos, o los dos, Luis y Chávez, habrían quedado heridos o muertos.
Los locatarios y clientes que vieron la escena se espantaron y entraron en crisis por unos minutos. No faltó quien opinara que la caseta que está al lado del mercado, que ha sido un poco de todo, pero más de resguardo de policías, debe retomarse y poner vigilancia las 24 horas, pues los locatarios les daban comida y refrescos a los uniformados.
También, como locatarios y contribuyentes, la mayoría vecinos de la Donceles y la Lombardo Toledano, exigen que a cambio del pago de sus impuestos les pongan policías o hagan rondines en las patrullas tanto en el mercadito de la Donceles 28 como en el Domo de la Lombardo, donde todas las mañanas las señoras que salen a hacer ejercicio y zumba son morboseadas por los indigentes, conocidos como el Escuadrón de la Muerte, por teporochos, que duermen en las bancas de la unidad deportiva y hasta se masturban al ver a las señoras.
Por ello, se hace un exhorto al director de Seguridad Pública Municipal para que tome cartas en el asunto y ponga a trabajar a sus subordinados, porque de nada vale que las autoridades de mayor rango les entreguen reconocimientos, cuyas fotos se difunden ampliamente, cuando la gente peligra desde que sale el sol y en plena luz del día, como le sucedió a Luis y Chávez con su cremería. Ellos corrieron con suerte, porque el dinero va y viene y para eso se trabaja, pero la vida no tiene precio.
